Mucha gente cree que Georgia está a un paso de entrar en la Unión Europea, pero la realidad es muy distinta. Sí, hay aspiraciones, acuerdos de asociación y discursos prometedores, pero en términos prácticos, la entrada de Georgia en la UE está lejos de ser una realidad cercana.
¿Por qué? Porque Europa no quiere conflictos sin resolver dentro de sus fronteras. Y Georgia tiene dos grandes pendientes: Abjasia y Osetia del Sur. Mientras esas regiones sigan siendo territorios en disputa, Bruselas no abrirá las puertas. Es un riesgo que no están dispuestos a asumir.
Además, integrar a Georgia implicaría un desafío económico y logístico. La economía georgiana aún está lejos de cumplir con los criterios de convergencia exigidos por la UE. Y a nivel institucional, Europa ya está lidiando con sus propios problemas de cohesión. Incorporar a un país con tantas particularidades y desafíos sería, en este momento, un paso complicado.
Por eso, aunque en los titulares se hable de acercamiento a Europa, la realidad es que el proceso es lento, incierto y, según los analistas más realistas, no se espera un avance significativo hasta al menos 2030.
Mientras tanto, Georgia sigue operando como un país independiente, con políticas económicas más flexibles y menos sujetas a las normativas europeas. Aquí, las oportunidades aún están abiertas, y el momento para aprovecharlas es ahora, antes de que los tiempos cambien.
Ahora bien, es fundamental aclarar algo: abrir una cuenta bancaria en Georgia no significa que puedas evitar pagar impuestos en tu país de residencia. Según el Common Reporting Standard (CRS), un acuerdo internacional al que Georgia está adherida, los bancos georgianos deben reportar la información financiera de los no residentes a las autoridades fiscales de sus respectivos países.
Esto significa que si eres residente fiscal en un país europeo, los ingresos generados en una cuenta bancaria en Georgia deben ser reportados y, en su caso, tributados en tu país de residencia. No hacerlo puede constituir un delito de evasión fiscal.
En resumen, aunque Georgia ofrezca un entorno bancario más flexible y menos regulado en comparación con Europa, esto no exime de cumplir con las obligaciones fiscales internacionales. Cualquier intento de ocultar activos o ingresos podría desencadenar sanciones legales y fiscales graves en tu país de residencia.